Tomas Wheeler, gerente de una compañía de seguros de vida, y su esposa, avanzaban por una carretera interestatal cuando él notó que el auto tenía poco combustible. Wheeler se apartó de la ruta en la siguiente salida y pronto encontró una ruinosa estación de servicio, con un solo surtidor . Le pidió al solitario empleado que llenara el tanque y revisara el aceite , luego fue a dar un pequeño paseo por el lugar para estirar las piernas.
Al volver al auto, advirtió que el empleado y su esposa conversaban animadamente. La conversación quedó interrumpida cuando el le pagó al empleado. Pero mientras subía al auto, vió que el empleado hacía un gesto de saludo y le oyó decir:
_Fue estupendo hablar contigo.
Mientras salían de la estación de servicio, Wheeler le preguntó a su esposa si conocía a aquel hombre. Ella enseguida admitió que así era. Habían ido juntos a la escuela secundaria y habían salido en forma permanente durante casi un año.
_ ¡Carambra! tuviste suerte cuando aparecí yo -se jactó wheeler- . Si te hubieras casado con el, serías la esposa de un empleado de una estación de servicio, en lugar de la esposa de un alto ejecutivo.
_ ¡Querido mío! -contestó su mujer- , si me hubiera casado con él, él sería el alto ejecutivo, y tu serías el empleado de la estación de servicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario